VINO MEXICANO
En el Continente Americano existían vides silvestres mucho antes de la llegada de los europeos, en el caso de México se tienen variedades distintas que los pueblos nativos consumían en su dieta regular. Los mexicas llamaron al fruto de la uva como acacholli, los purépechas le conocían como seruráni, los otomíes lo llamaron obxi y los tarahumaras le decían úri.
La producción de vinos mexicanos y cultivo de viñas en grandes extensiones de tierra se realiza dentro de los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Nuevo León, Puebla, Querétaro, Sonora y Zacatecas, la mayor producción se da principalmente en el municipio de Ensenada, en los valles de Guadalupe, San Vicente, Ojos Negros y Santo Tomás. En esta zona privilegiada por estar situada en la franja norte del vino y sus características climáticas, lo que convierte a Baja California como la capital mexicana del vino, concentrando el 80% de la producción nacional.
Se cultivan viñas o parras en algunos municipios de los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Jalisco y Campeche que la secretaría de SAGARPA registró cultivos de uva de mesa para consumo interno sin producción vinícola. Se experimentó en Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Tamaulipas, Oaxaca y Chiapas la reintroducción de viñedos para futuros proyectos de expansión de la producción vitivinícola, impulsado por SAGARPA y la Universidad de Sonora, a través del CONACyT, esperando que se logre rentroducir la vid en todos los estados de país, mismos que permitan la exportación de uva de mesa y vinos a países como Estados Unidos, China, Nueva Zelanda, Belice y Guatemala.
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